de la Fe, la existencia en el más allá,
pero científicamente es imposible afirmar
que hay vida después de la muerte.
El médico Norberto Levy, psicoterapeuta,
humanista y transpersonal nos aclara
al respecto...
Existen algunas experiencias que le dan algún sustento a esa fe. Para explicar mejor esto, utilicemos una metáfora: imaginemos que la ola tuviera conciencia y pudiera decir: "yo soy esa ola". Tiene nombre y apellido, parientes y amigos, y puede verse crecer.
En el momento en el que le llega su declinación, comienza a experimentar la angustia que le produce su propia muerte, y siente: "yo soy ola, y si dejo de ser ola, dejo de ser...Por lo tanto, quiero ser la ola de mayor tiempo posible, y todo lo que amenace mi condición de ola es una amenaza fundamental para mi ser".
Para una conciencia humana, el recorrido de una ola transcurre en menos de un minuto, pero para esta hipotética conciencia es toda una vida, por lo tanto equivaldría a lo que vivimos en 70 u 80 años. Imaginemos ahora que esta conciencia de ola, después de haber experimentado la celebración de su nacimiento y la angustia de su muerte millones de veces, experimentara una expansión de su conciencia que le permitiera un buen día decir: "¡Caramba! En realidad lo que yo soy es agua. Lo que constituye mi ser esencial es ser agua, y mi condición de ola es una forma temporaria que mi ser agua tiene de manifestarse. Por lo tanto, cuando yo termine como ola, lo que termina no es mi ser esencial, sino una forma.
El imaginar que hayas vidas anteriores ayuda a tomar contacto con la posibilidad de concebir que hay un proceso de aprendizaje en curso, del cual cada vida individual es un capítulo.
Fuente: Revista Salud Alternativa. Doctor Norberto Levy, médico psicoterapeuta.
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