martes, 25 de febrero de 2014

LA OTRA CARA DEL ESTRÉS


La mayoría de las personas
cree que el estrés es malo.
Esta afirmación es errónea,
ya que un cierto nivel de estrés,
no sólo es positivo, sino que es saludable...


                                                                                                          


          De hecho el estrés es un mecanismo de defensa del organismo que se activa para responder a situaciones potencialmente peligrosas frente a las que la persona lucha, huye o toma decisiones. Esta sabiduría tan ancestral como natural, sin embargo, comenzó a fallar quizá por la constante presencia de estresores: factores que generan tensión tales como el tabaco, los ruidos, el maltrato, el mal ambiente laboral, los problemas económicos, entre tantos otros, haciendo que el mecanismo que antes formaba parte de las defensas del organismo sea hoy el que lo debilita si se convierte en crónico.
          La consecuencia es que el exceso de estrés y el modo en que  cada persona enfrenta las dificultades cotidianas, no sólo disminuyen la calidad de vida sino que también afectan a órganos vitales como el corazón y el cerebro.  Considerado como un enemigo silencioso, cuando el estrés en exceso convive con la persona produce un desgaste de la salud física y emocional que puede pasar desapercibido o generar cierto malestar variable hasta que, finalmente, favorece la presencia de una serie de síntomas, que derivan en una consulta médica en el mejor de los casos:
muerte del cónyuge, divorcio, separación marital, período de cárcel, embarazos, hipotecas, problemas de negocios, cambio del estado financiero, mudanzas, problemas con jefes o autoridades, problemas con familiares, etcétera.
          Pero hay algo más que vale la pena destacar: recientes estudios demostraron que, si bien el estrés en cualquiera de sus formas, puede ser perjudicial para la salud del corazón; la forma en que la persona se adapta y/o enfrenta a las situaciones estresantes puede aumentar o disminuir el riesgo de enfermedades tales como el ACV (ataque cerebro vascular), también conocido como stroke.
          De acuerdo a este estudio, quienes logran una buena respuesta frente a las situaciones difíciles y sostienen una actitud positiva a pesar de las tensiones diarias, logran reducir en un 25% su riesgo de ataque cerebral.


Fuente: Revista "Vivir Mejor" del doctor Cormillot.
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