viernes, 20 de septiembre de 2013

HABLAR SOLO NO ES COSA DE LOCOS ...

La mayoría de la gente
habla y  gesticula sola,
particularmente se relaciona
con la locura.
Sin embargo esta costumbre,
biológica y psicológicamente natural,
estimula el cerebro y favorece la
concentración en las
tareas y actividades.

                                                            


          Cuantas veces en el colectivo o en el tren, al caminar por la calle o al tomar un café en un bar, incluso al realizar las tareas domésticas, es común que la gente gesticule sola. Esta hábito, popularmente calificado como una "locura", es más natural de lo que se cree, incluso resulta muy beneficioso para el funcionamiento del cerebro, debido a que brinda mejor concentración en las tareas a desarrollar o problemas a resolver.
          El cerebro continuamente trabaja con palabras, y éstas no son una mera herramienta de comunicación, porque además resultan útiles para conocer el entorno. Es decir, a través del lenguaje, este órgano se mantiene en constante movimiento al procesar ideas, leer palabras o pensar un discurso que se pronunciará en una reunión o se comunicará a una persona.
          En este sentido, "hablar con uno mismo" se define como un "discurso interno" que resulta sumamente beneficioso para organizar los pensamientos, analizar una situación complicada o simplemente narrar historias propias para comprenderlas mejor.
          El lenguaje es una de las herramientas más poderosas del pensamiento, que provee categorías y marcos que simplifican y estructuran experiencias complejas. Además, hace las cosas más concretas y específicas, y permite que los pensamientos prevalezcan en el tiempo; es decir, ayuda a la memoria a mantener los componentes del pensamiento en la mente.
          Asimismo, no siempre los enunciados que se emiten en soledad son verdaderos, y precisamente este acto - de ser capaz de traducir en lenguaje mundos ficticios- es una de las claves de la inteligencia. 
          En la  medida en que una persona emplea el lenguaje para evocar mundos a los que no ha ido, tiempos pasados, imaginar situaciones o suponer diálogos, con otros individuos, expande sus pensamientos e ideas. He aquí la clave de la sofisticación y complejidad de la inteligencia humana.



Fuente: Revista Saber Vivir.
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