domingo, 29 de septiembre de 2013

CON HAMBRE ESCUCHAMOS MÁS

Sabía usted que el 
decibelímetro mide energía,
que es la unidad de sonidos,
o sea, el decibel es el grito
de la materia.

                                                                                                   
          El decibel es el grito de la materia y basta con que 2 átomos se choquen para que se oigan los decibeles. El silencio también destroza los nervios del hombre.
          Es como si soltara cuerdas que atan una caja fuerte desde una altura de 50 metros, por qué? Porque el oído necesita oír.
          Lo curioso de todo esto, es que tenemos otro órgano en nuestro cuerpo, que escucha. Ese es el estómago. Sí, el estómago también oye. 
          Y si tenemos hambre, escuchamos más, que con el estómago lleno de comida. ¿Cómo es eso? Los tejidos estomacales sirven de caja de resonancia y los huesos de las costillas, sirven de parlantes.
          El silencio produce distracciones que son fatales, lo mismo que un exceso de sonidos.




Fuente: Suplemento La Razón. 
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