en el ámbito del ejercicio, parecen
formar parte de esta nueva tendencia,
en la esfera de las adicciones, y
comienza a llamar la atención de los
profesionales del deporte y de la salud...
Los adictos al ejercicio físico, no pueden pasar un día sin ir al gimnasio u otro lugar, y por lo general pasan desapercibidos entre los que quieren simplemente estar en forma. Se calcula que uno de cada diez que acuden al gimnasio sufren el trastorno obsesivo de la vigorexia. La patología que presentan estos individuos es similar a los que sufren la enfermedad de la anorexia, pero a la inversa, tienen una imagen distorsionada de ellos mismos y siempre se ven pequeños y se empeñan y esfuerzan para estar más grandes.
Abusan del ejercicio físico, puede producir desgarros musculares y artritis y se pueden agravar cuando hay un consumo excesivo de anabólicos. Según los expertos, es muy difícil detectar que una persona tenga el problema, porque la sociedad promueve el ejercicio físico y si bien es cierto que es sano, por lo mismo es muy complicado detectar cuando hay una patología o solamente una práctica saludable.
La vigorexia es una patología muy moderna y así la bautizó el psiquiatra Harrison G. Popa que en 1993, tras un profundo estudio demostró que un 10% de los hombres que acuden al gimnasio, tienen trastornos obsesivos. Cuando un individuo deja de frecuentar los amigos, cuando desatiende el trabajo o las relaciones de pareja para estar en el gimnasio u otro lugar de ejercicios, o se está mirando al espejo continuamente sus músculos, es cuando deben saltar las alarmas, y consultar con un profesional psicólogo para tratar a tiempo esos temas.
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Fuente: artigoo.com
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