lunes, 11 de marzo de 2013

LA DÉCIMA PROFESÍA

Herschel y su gran telescopio
descubrieron a Urano.
Le Verrier lo hizo
con las matemáticas,
cuando encontró al
séptimo planeta.

                                                                         


          Desde tiempos remotos el hombre sintió una acuciante necesidad de conocer el Universo, los planetas y las estrellas que sus ojos veían como puntos lejanos y aquellos otros, invisibles con la simple vista.
          Una permanente observación, a ojo desnudo al principio y con instrumentos ópticos como los telescopios, abrieron esa frontera cósmica, permitiéndole trazar un " mapa de cielo" donde fue ubicando los demás planetas del sistema solar.
          Por muchos siglos, Saturno fue el planeta que demarcaba el límite conocido, pero un día el astrónomo William Herschel advirtió la presencia de un intruso en el cielo conocido. Había descubierto el séptimo planeta y lo llamó Urano. La historia posterior combina la fantasía premonitoria y la ciencia.
          Hacia el año 1846, dos hombres que no se conocían, el joven estudiante británico, John C. Adams y el matemático francés Le Verrier, llevados por sus cálculos astronómicos y por una intuición científicamente inexplicable, dijeron casi al unísono: " Aproximadamente a una distancia de 4.400 millones de kilómetros del sol, gira un octavo planeta".
          Muchos se rieron de lo que consideraban un fiasco seguro. Cálculos posteriores demostraron la verdad de esos "profetas científicos". Los descreídos prefirieron atribuir aquella demostración a la casualidad. Sin embargo, setenta años después, en  el año 1915, la historia se repitió, en versión corregida y aumentada.
          El profesor Percival Lowell, fundador del Observatorio del mismo nombre en Arizona, Estados Unidos, investigaba las irregularidades en las órbitas de Urano y Neptuno. " Estas -dijo- sólo pueden causarlas efectos gravitacionales de otro gran cuerpo que pasa relativamente cerca de ellos". Tras extensos cálculos, que revisó hasta el cansancio, predijo la existencia del noveno planeta. " Está esperando - agregó- que se lo descubra".
          Tras otros 15 años de constante observación, uno de sus ayudantes obtuvo el indicio buscado. Al nuevo planeta lo bautizaron Plutón. Y ahora es el profesor Chevoratev, de Leningrado, quien ha predicho la existencia de otro cuerpo celeste, el décimo. Ha dicho también que su volumen es similar al de Marte.
          Los aciertos anteriores dan pie a este vaticinio, aunque su veracidad quede por demostrarse. 
Nuevos misterios nos aguardan en la infinitud del universo. 


Fuente: Suplemento diario La Razón / Ricardo Peralta Director.
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