poetas, músicos, aseguran
haber recibido influencias
angelicales.
En 1430, las mujeres europeas tenían que andar con los ojos bien abiertos. No sólo debían observar con celo las enseñanzas de la fe cristiana y guardar la máxima fidelidad a sus maridos.
Si no querían vérselas con la tan temida "Santa Inquisición", también estaban obligadas a proteger con 1000 cerrojos sus casas para que ningún ángel pudiera despertar en ellas el menor indicio de su líbido.
A mediados del siglo XV, el Santo Oficio publicó sentencias contra mujeres acusadas de haber mantenido relaciones carnales con ángeles de forma humana, con pezuñas, cuernos y garras. Eran los ángeles caídos, los mismos que, según la historia bíblica, fueron condenados a un suplicio infinito tras una prueba moral de la que salieron airosos unos pocos.
Buenos o malos, lo curioso es que la moda de los ángeles vuelve a causar furor en pleno umbral del siglo XXI en todo el mundo occidental. Músicos famosos decoran las portadas de sus grabaciones con seres alados. Surgen asociaciones de amantes de la iconografía angelical. El tema es tapa de las principales revistas internacionales. Se publican decenas de libros dedicados a ellos.
En Europa, ha brotado una profunda nostalgia por estas criaturas celestiales que tantas leyendas y obras de arte inspiran. Sorprendidos teólogos, antropólogos y médicos estudian desde hace tiempo la razón de este resurgir espiritual.
Fuente: Revista Muy Interesante. Editorial García Ferré.
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