Una persona amable es
aquella que escucha con
una sonrisa lo que ya sabe,
de labios de alguien que no lo sabe...
Alfred Capus.
Al hablar de amabilidad, sin dudas hemos de referirnos también al amor, pero es preferible tipificar a la amabilidad como valor por su carácter más concreto de actitud, de rasgo firme y definido de la persona que ama.
El amor es una palabra de significado grande, universal y genérico en sus formas. El acto de amar puede ser expresado en actos, de dar, respetar, considerar a los demás, aceptarles, procurar su felicidad, alegrarse con sus progresos, etcétera.
Llevar a la práctica una disposición afectuosa, complaciente y afable puede convertirse en firme actitud, que predispone a pensar, sentir y comportarse con amabilidad. Cuando se espera que una persona cualquiera se comporte de forma afable y afectuosa, es porque la amabilidad ha adquirido la categoría de VALOR.
La amabilidad es la planta delicada que sólo germina en "terrenos", "climas" y condiciones especiales, esto quiere decir, que se da a partir de contexto y un ambiente propiciador donde la persona desarrolle una conducta durable.
Debemos tener presente que amabilidad es la palabra dulce que anima, levanta, consuela y fortalece, así, como el rocío refresca y embellece las plantas marchitas. La amabilidad es afabilidad en la conducta, naturalidad en el obrar, paz en el semblante, benevolencia en la mirada.
Se comunica y transmite de un solo corazón a los corazones de una familia o comunidad entera como la fragancia de una flor que se difunde en derredor del lugar donde florece.
Fuente: Wikipedia, Google.
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