martes, 25 de febrero de 2014

RESPONDER CON LA BONDAD

Hay un anécdota entre tantos
de la vida de Gandhi, que cuenta
de cierto discípulo que le tenía
mucha envidia al Maestro, pero
la sabiduría pudo más que todo mal...


                                                                                                           


          Cierto día, Gandhi estaba paseando solitario y desde la cima de una colina, el que le tenía envidia, deslizó una piedra que rodó por la ladera. Pero la piedra se trabó con un árbol y se detuvo antes de dar en el blanco. Mahatma reconoció a su agresor pero no dijo nada y no lo contó a nadie.
          Días después, se cruzaron los dos hombres y Gandhi lo saludó con alegría y respeto. El hombre le preguntó muy sorprendido si no estaba enojado con él, y el maestro le respondió que no: "¿puedes decirme por qué no le has dicho a nadie y cómo has hecho para no enojarte conmigo?- preguntó el agresor. Gandhi respondió:-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada".
          Este discípulo fue uno de los más fervientes defensores de Mahatma durante toda su vida. Tiempo después contó a sus amigos esta historia y relató la siguiente anécdota que describía el temperamento de su maestro.
          Como sus discípulos le preguntaban cómo hacía para no reaccionar a las agresiones y a las presiones, reunió a un grupo de sus seguidores y los llevó a un cementerio. Les pidió que gritaran insultos con todas sus fuerzas.  Luego de hacerlo, les dijo que gritaran halagos.
          En el medio de ese campo los hombres parecían un grupo de locos. Luego se sentaron y les dijo que era necesario aprender de los muertos... Como ellos había que ser indiferentes a los insultos y también a los elogios. Porque de esa indiferencia podía florecer la bondad.



Fuente: Reflexiones de Gandhi.
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