vinculada con el placer. Por eso,
luego de las primeras mamadas
movidas por el hambre, el bebé
busca el pecho materno, que
además de alimentar le brinda
abrigo y ternura...
De todas maneras, estará en el entorno del niño interpretar bien sus necesidades y si sólo se centra al hambre como puntal de algún malestar, será únicamente la comida la que intente calmarlo. En la historia evolutiva de una persona los padres le han traducido cómo es la vida y de qué manera puede resolver los conflictos. Y en este aprendizaje, todo lo referido a la comida ocupa un lugar importante. La obesidad infantil se encuentra ligada a una adicción en la que la boca se llena para tapar una comunicación que fracasa.
El niño o el adolescente obeso evidencia una constelación familiar que, a través del alimento, busca la pasividad y el silencio. Así, la redondez inadecuada del cuerpo recubre a una persona que oculta lo que no puede decir, más allá de las consecuencias físicas que esta enfermedad acarrea. La obesidad infantil representa una gran preocupación social, psicológica y médica. Por tal razón, los padres y adultos deben tener en cuenta que la ciencia puede ayudarlos a encontrar un futuro mejor para sus hijos.
Fuente: revista Familia Cooperativa, por la licenciada Marta Craichik
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