¿Volvió a interesarse por algún tema en
especial?
¿Participa de talleres, cursos o
encuentros donde se desarrolle algún
tema de su interés?...
Aunque el aprendizaje suele asociarse con una etapa de la vida en particular y con actos automáticos como memorizar y acumular conceptos o información, el significado más profundo hace referencia a la comprensión y a la experiencia directa de aquello que se aprende. Por eso, cuando se encara el estudio de algo nuevo, es posible hacerlo de dos maneras: desde adentro o desde afuera.
Si lo hacemos desde afuera, estaremos aplicando la primera acepción de aprender (memorizar, acumular datos). En cambio, si lo hacemos desde adentro, llegaremos a un conocimiento que impactará positivamente en algún aspecto de nuestras vidas. Tanto es así que el amor por el aprendizaje es una fortaleza que se relaciona con el nivel de profundidad con que uno se interesa por el objeto sobre el que aprende, incluso si este no representa un logro o un beneficio inmediato que pudiera medirse laboral o académicamente.
Entonces, ¿cuáles son sus beneficios? Quien disfruta de aprender algo nuevo posee una motivación que lo empuja a saberes que le permitirán planificar, dirigir y comprender mejor cualquier aspecto de su vida y del medio ambiente en que se desenvuelve. Además, sentirá gratificación durante el proceso. Podrá aventurarse en la búsqueda de nuevos desafíos y experiencias. Disfrutará de las habilidades nuevas, y mantendrá su mente joven, lúcida y activa.
Fuente: revista "Vivir Mejor" del doctor Alberto Cormillot*
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