Suele suceder que las personas
que enviudan, no sólo sienten
soledad por la pérdida de su
compañero de vida, sino también
porque pueden resultarles
extrañas las personas que las
rodean...
Es así como las visitas de hijos o nietos se convierten en rutinarias, dentro de un contexto en el que no prestarle atención a lo que sucede en la casa, esperar con impaciencia un llamado en el teléfono o sentarse horas frente al televisor, son moneda corriente. Lejos de redundar en una vida cómoda, la soledad se convierte en una cuestión no menor para las personas mayores, teniendo en cuenta que la falta de vida social puede resultar peligrosa para la salud.
Es que las personas sin una fluida vida social no sólo son más propensas a caer en depresiones, sino que están expuestas a contraer distintas enfermedades. Diversos estudios realizados por especialistas de varios países demostraron que las actividades sociales son tan o más importantes que la ejercitación física, cuando de la salud se trata. En ese sentido, los eventos sociales, pueden ayudar a los mayores a pasar un rato ameno y, a la vez, reducir el estrés, estimular la mente y sentirse necesitados.
Los citados trabajos científicos también permitieron segurar que los lazos firmes en el aspecto social pueden actuar como elemento protector contra las involuciones mentales que, por lo general, produce la vejez, e incluso prolongar el tiempo de vida. Disfrutar del tiempo en buena compañía o caminar mucho más que cuando se está solo, puede ayudar a olvidar achaques y afrontar situaciones de desesperanza.
Fuente: Revista "Familia Cooperativa"
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