La aspiración fuerte y prolongada,
seguida de una espiración, acompañada
a veces de un gemido y que suele
denotar pena, ansia, deseo o fatiga,
esto es un suspiro...
Suspirar es respirar pero con más fuerza; el suspiro debe ser audible, solo así será suspiro. Por tanto, está asumido que el suspiro es la expresión de un estado emocional. Karl Haivor Teigen, de la Universidad de Oslo y Premio Nobel 2011, por este trabajo, el suspiro, afirmó que tiene aspectos fisiológicos y psicológicos.
Desde la fisiología, el suspiro quizás sirva para llenar de aire a zonas hipoventiladas de los pulmones. Y desde la psicología, el suspiro tiene significados muy variados como indicador de estados mentales y emocionales. Sin embargo, los estudios empíricos sobre el suspiro son escasos. El cine, la literatura o la música saben más del suspiro que la ciencia.
Teigen, en un primer estudio con 75 universitarios, 59 eran mujeres y de una edad media de 22 años, trata de averiguar qué significado tiene el término SUSPIRO, para estos jóvenes y con qué emociones y sensaciones lo vinculan. Para los estudiantes suspirar es bueno aunque en general, lo asociaron con emociones negativas, malas, no placenteras y también, con actitudes pasivas, de resignación y debilidad.
Se suspira cuando se deja algo o alguien, por aburrimiento, cuando se quiere algo y no se alcanza, por cansancio, por frustración, por depresión o irritación, pero nunca se suspira por agradecimiento, por sentirse sorprendido, por vergüenza, alegría o por orgullo.
Fuente: La Biología Estupenda, por Eduardo A. Pinedo.
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