Los pueblos originarios, basándose
en su gran respeto, admiración y afecto
por la naturaleza, armonizaron sus vidas
y creencias en torno a ella:
Honrando a todos los elementos que le
hacían referencia...
Así, eligieron para expresar sus declaraciones los cuatro elementos en esa instancia esenciales para la vida; la Tierra, el Agua, el Fuego y el Aire, conceptuando que alrededor de ellos el gran Padre traza los lineamientos de la vida.
Estos cuatro elementos, casualmente coincidentes con los "cuatro" puntos cardinales, deben su subsistencia a la energía que emana del sol. Hoy, evidenciados en las expresiones de arte rupestre en numerosos lugares de la Argentina, los pueblos aborígenes grafican estos cuatro componentes y condicionantes de la vida mediante cuatro animales:
LA SERPIENTE: representando el Fuego, que se caracteriza por su indiscutible equilibrio constante, como la energía femenina y masculina al contemplarse, el cielo y la tierra al unirse en el horizonte.
EL HALCÓN: es el Aire, el oxígeno, nuestros sueños, la esperanza, las aspiraciones al logro de la eternidad.
EL SURI: simbolizando la Tierra, la madre, protectora de los niños, de extensa generosidad y tremenda magnificencia.
LA RANA: significa el Agua, la pureza, la transparencia, la nitidez, la Vida Misma
Fuente: www.aborigenargentino.com.ar
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