Hasta cierto punto, el temor
a la oscuridad puede ser justificado
como reacción natural de los humanos,
puesto que no están preparados para
ver en la oscuridad y por ello, la especie
ha estado en franca desventaja ante
depredadores nocturnos y/o individuos
que aprovechan la noche para elaborar
sus planes siniestros...
La nictofobia, es una fobia caracterizada por un miedo irracional a la noche o a la oscuridad. El nombre de la enfermedad hace alusión a Fobos el dios del miedo y a Nyx, la diosa de la noche. Es generada por una percepción distorsionada del cerebro de lo que podría pasar en medio de la oscuridad. También se le conoce como escotofobia, o sencillamente miedo a la oscuridad.
Aunque es muy común en todo el mundo que los individuos pueden desarrollar un miedo excesivo a la oscuridad también es cierto que se ha investigado poco sobre esta patología. La nictofobia además es un mal solamente relacionado con niños, pero es muy común que los adultos que padecen esta fobia, lo arrastran desde su niñez. En realidad muchas veces no es el temor a la falta de luz, sino a los riesgos que imagina la persona afectada, cuando se encuentra en dicho momento.
Nuevas investigaciones apuntan a que el miedo a la oscuridad, comienza aparecer antes de los dos años de edad, lo que quiere decir que algunos en menos o más niveles que otros, en algún momento fuimos nictofóbicos. Cuando el miedo pasa a ser de normal a obsesivo y alcanza niveles exagerados, entonces el miedo pasa a ser patológico y debe ser atendido por un profesional de la psicología.
Los ataques de nictofobia pueden considerarse de distintas maneras, pero en general el aumento del ritmo cardíaco, sudoración, cistitis, vómitos, mareos y bloqueo mental son indicadores frecuentes de un caso real.
RECUERDE: ANTE LA MENOR DUDA, CONSULTE CON UN PROFESIONAL DE CONFIANZA.
Fuente: Wikipedia, Google.
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