La psicología hace años ha
sugerido que el organismo puede
expresar a través del dolor físico,
algunos padecimientos mentales,
como el estrés, las preocupaciones,
un fuerte trauma, las depresiones
y varios problemas más...
Sin embargo pese a este conocimiento aportado por la psicología, muchos profesionales médicos, se han negado a aceptar esta teoría. Según la tipología, los rasgos de personalidad predispondrían a sus portadores a desarrollar ciertas dolencias graves. Las personas Tipo A, responderían al perfil de personas inquietas, impacientes, muy involucradas con su trabajo, hiperactivas con tendencia a padecer posibles cardiopatías.
Las personas del Tipo B, son más bien personas equilibradas, tranquilas, confiados y con buena expresión de sus emociones y no presentarían tendencias asociadas a ninguna enfermedad, dado que su comportamiento y su estado psicológico, no aqueja a su organismo. Las personas del Tipo C, son sumisos, conformistas y pasivos con baja capacidad de expresión de sus emociones, relacionándolos en algunos casos con el cáncer.
Sin embargo, la manifestación más común de los trastornos psicosomáticos suele ser a causa de fuertes crisis emocionales, traumas o las secuelas del estrés emocional, así también pueden ser personas que están expuestas a manifestaciones como, reflejos en el cuerpo a problemas psicológicos no resueltos. Se ha comprobado de la tensión nerviosa que produce altos índices de colesterol, hipertensión y riesgos de sufrir infartos coronarios o ACV.
Algunos efectos físicos que los problemas psicológicos generan en las personas se lo relacionado con cefaleas o dolores de cabeza, así como alteraciones en el sueño, dolores musculares, generalmente cuello y espalda, colon irritable, dolor abdominal, náuseas y/o vómitos, asma o alergias.
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Fuente: www.estudiarpsicología.com
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