Las distintas formas de dormir
muchas veces hacen que despierte
con contracturas en algunas partes
del cuerpo y se empiece el día más
cansado que cuando se acostó...
Dormir sin almohada provoca que el cuello esté sobreextendido, estirándolo innecesariamente y perjudicando la nuca. Lo ideal es tener una almohada que se adapte a sus necesidades.
Dormir boca arriba, hace que las contracturas cervicales aparezcan si la almohada es muy gruesa. En este caso, se recomienda una almohada fina para que el cuello esté en la posición correcta.
Dormir de costado, si la almohada es fina será perjudicial para el cuello y la columna, ya que el peso de la cabeza cae sobre alguno de los dos hombros, haciendo que la columna se flexione. Por ello, se aconseja una almohada gruesa para que el cuello se mantenga en el eje de la columna, sin que la cabeza lo desplace hacia uno de los dos lados.
Dormir boca abajo, es bastante perjudicial. Es necesario girar los hombros y adaptar la forma de la almohada a la cabeza logrando que el cuello se mantenga, en relación con los hombros, proporcionado.
Fuente: Revista Buenas Ideas.
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