Los frutos secos, van ganando
popularidad en la mesa argentina,
especialmente en los festejos de
Navidad y Año Nuevo.
En la antiguedad, prácticamente
todas las civilizaciones utilizaban
este alimento como ingrediente esencial
en sus postres, combinándolos con miel y
especias como la canela, el clavo de olor
y el anís.
Los frutos secos son una parte tradicional de muchas cocinas étnicas y proporcionan intensos sabores que se complementan con casi cualquier hierba, especie, fruta vegetal, queso o carne.
Las almendras, nueces, pistachos, avellanas, castañas de cajú y otras, son siempre un éxito y un complemento delicioso en cualquier plato. Entre sus beneficios, disminuyen la presión arterial, previenen infecciones de las vías urinarias. Fortalecen el corazón y el cerebro, controlando también los problemas cutáneos.
Por lo general, una persona puede consumir frutas secas a razón de 2 o 3 veces por semana, combinándolas en ensaladas, salsas, pastas o postres. Si se padecen problemas en el aparato cardiovascular, pueden comerse a diario en pequeñas cantidades (aproximadamente 10 unidades de la fruta que guste).
Hay que tener en cuenta que las nueces son altamente energéticas, razón por la que aportan 30 calorías por unidad. Es por eso que se recomienda consumirlas en proporciones bajas.
Fuente: Revista Salud Alternativa.
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