lunes, 17 de diciembre de 2012

AL DAR LAS DOCE


Junto a los seres queridos
que hayan deseado unir  su fervor
familiar en torno a la mesa hogareña, saludaremos
con un emotivo brindis el advenimiento
de otro año más en el rosario
de años idos y por venir de nuestra existencia.

                                                                                                                

          Sobrados son los motivos para hacer de esta fiesta una de renovada fe, de optimismo, de esperanza. Debemos entrar en el nuevo año con nuestros corazones cargados de ilusiones y con los ojos puestos en un porvenir luminoso.
          Pero, recuérdese, la del 31 de Diciembre no es una mera fiesta más. Tiene un sentido mágico por cuanto encierra en ella todo un cúmulo de factores que hacen al decurso de la existencia y sin los cuales no sería posible hacer frente a las adversidades que jalonan el largo camino a recorrer en los futuros doce meses. Deseos, ambiciones legítimas, afanes de superación, de trabajo creador, de arte, de ciencia, nos unen a todos los mortales y es en esta noche, precisamente, que todos estos afanes parecen cristalizarse en uno solo, inconmensurable, que se resume en una palabra, a lo más en una frase: " FELÍZ AÑO NUEVO"
          Al dar las doce, entonces, al abrazar a los seres queridos, a los amigos, deséemosles un feliz año Nuevo, haciendo votos para que durante él puedan realizar sus más caras ilusiones. Así habremos ayudado a construir este mundo que se requebraja por falta de Fe en el ser humano,

UN DESEO FERVIENTE DE  UN LATIDO DE VIDA

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