viernes, 30 de agosto de 2013

UN ÁRBOL HOSPITALARIO

Cuando llegan los calorcitos
no hay nada más lindo
que la sombra de un árbol
para hacer una siesta
o estar charlando con amigos.
Y para eso existe el Tala.


                                                                    


          El Tala es el árbol amigo por excelencia. Su ramificación es infinita, tupida su enorme copa, muy hojosas sus ramas, oblicuas unas, las altas, y horizontales otras, las bajas. Éstas, muchas veces inclínanse hacia la tierra, de modo que el criollo mantiene su horizontalidad apuntándolas; y sobre ellas hay  cantidad de gajos y de hojas, que durante largo espacio, cuando la tempestad descarga la linfa contenida en su seno, no gotea en la amplísima área que cubre la proyección de su copa.
          Mucho menos la penetra el sol. Es por sí solo, por eso, albergue preciado, hogar levantado por la naturaleza en las largas soledades. Como así lo había comprendido el criollo, elige sus proximidades para construir el rancho, de modo que el espacio cubierto por el Tala es un patio entoldado que el hombre de la región mantiene limpísimo comprendiendo que es el solaz y el lujo de su vivienda.



Fuente: Carlos Quiroga, de "Cerro nativo" (1934). Escritor argentino contemporáneo.
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