miércoles, 14 de agosto de 2013

HABLAR CON LAS MANOS

Ciega, sorda y muda, su 
vida fue un extraordinario
ejemplo de entereza, voluntad 
y optimismo.
Cuando la secuela de una fiebre
cerebral parecían haberle
quitado toda posibilidad de
conectarse con el mundo,
 en 1887 llegó hasta ella
su ángel providencial,
que le dio su mano, para que
Hellen Keller, también pueda
comunicarse con las manos.


                                                                          


          Hellen Keller, nació en Tuscumbia, Alabama, el 27 de junio de 1880. Siete años más tarde, llegó hasta ella un ser providencial: la preceptora  Anne Sullivan. Para que su pequeña alumna tuviese noción de cuanto la rodeaba y que ella no oía ni veía, empleó un alfabeto manual similar al sistema Morse.
          Así aprendió a recibir información y a expresarse mediante pequeños golpes en las manos: con una mano "leía" y con la otra "veía". De este modo, con apenas 10 años, Hellen comenzó a comunicarse con el mundo exterior.
          A lo largo de cincuenta años, la perseverante maestra acompañó a Hellen  posibilitándole un milagroso desenvolvimiento. En cierta ocasión, Hellen manifestó a un periodista: "No puede usted comprender el delicioso encanto que se experimenta cuando se oye en la palma de la mano una risa infantil".
          Hacia 1890, Sarah Fuller, de la Escuela Horace Mann, de Boston, luego de largas y pacientes prácticas fonéticas le enseñó a hablar articuladamente. Y aunque su voz carecía de matices, logró una clara dicción.
          Hellen, junto con su maestra, asistió como alumna regular al Radcliffe College, donde ayudada por los apuntes tomados por Anne,  se graduó de bachiller con honores. Durante un tiempo, Hellen trabajó en la Comisión Pro Ciegos de Massachusett, ya que su meta fue siempre prestar ayuda a quienes sufrieran discapacidades.
          Gracias a su inteligencia y al tesón de Anne, prosiguió estudiando, y se doctoró en filosofía. Impulsada por su espíritu solidario se abocó de lleno a tareas de rehabilitación de personas. Así realizó giras dictando conferencias en América, Europa y Japón con las que recaudó fondos de asistencias para no videntes.
          En 1951 viajó a África desarrollando allí un importante programa en pro de nativos con insuficiencias visuales. Publicó diversos artículos en revistas y escribió numerosos libros que fueron traducidos a casi todos los idiomas del mundo occidental.
          Entre ellos podemos nombrar: HISTORIA DE MI VIDA, OPTIMISMO, FUERA DE LA OSCURIDAD, EL MUNDO QUE ME RODEA, TENGAMOS FE, y otros. Esta extraordinaria mujer que a la adversidad opuso perseverancia, optimismo, amor por el semejante, falleció el 27 de junio de 1968.
          Tal vez sus propias palabras sean clara expresión de la fuerza espiritual que siempre la animó: " por qué contentarnos con vivir a ras de tierra cuando sentimos el anhelo de volar"
HELLEN KELLER.


Fuente: Revista Muy Interesante, por Ríos E.
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