miércoles, 26 de septiembre de 2012

MORIBUNDOS QUE RESUCITAN ....




Más de una vez, el mal temido se manifestaba
entre los tripulantes de los veleros,
que surcaban las encrespadas olas de los
embravecidos mares, ....

           Muchas veces se desembarcó a la tripulación enferma en una playa desierta, con el propósito de que los enfermos muriesen siquiera en tierra firme. ¡ Cuál no habrá sido la sorpresa, al volver después de algún tiempo al mismo lugar, y encontrar que los enfermos estaban gozando de completa salud, después de un restablecimiento que parecía espontáneo !
          Uno de estos casos sirvió para orientar a la medicina en el tratamiento del ESCORBUTO.
JACQUES CARTIER, navegante francés, resolvió explorar el Canadá por el año 1534, remontando el río San Lorenzo. Al llegar al Canadá, en la península del Labrador, 26 de sus tripulantes ya habían fallecido como consecuencia del escorbuto y muchos otros estaban atacados por el insidioso mal. Resolvió que los enfermos que estaban en peor estado fuesen desembarcados en una playa, habitada por los indios. Después de poco tiempo, tuvieron que volver al mismo lugar y, con gran sorpresa, encontraron curados a todos los tripulantes que allí fueron dejados para que muriesen.
Habían recibido los pobres enfermos el tratamiento de manos de los indios de la región, los cuales les habían dado TÉ DE HOJAS DE PINO.
          Al conocer lo que se consideraba un misterio, CARTIER comenzó a usar las milagrosas hojas de pino en la comida de su tripulación, y de ahí en adelante ninguno de los marineros contrajo la tan temida enfermedad.
          Al volver a Europa, el valiente viajero hizo esta brillante y sensacional revelación al mundo médico : LA PREVENCIÓN Y LA CURACIÓN DEL ESCORBUTO MEDIANTE LA ADMINISTRACIÓN DE  TÉ DE HOJAS DE PINO.

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