jueves, 20 de septiembre de 2012
CARUSO, EL REY
¿Se puede "hacer la América" cantando?
Sí. Pero para eso se debe disponer de
un ejército, no tener miedo y por supuesto:
contar con una gran voz....
Hizo un recuento de toda su plata: 165 mil dólares y 300 libras esterlinas. Miró con algún
aburrimiento el contrato del año próximo que le aseguraba más de un millón de francos. No
estaba mal, considerando que en ese año, 1905, había poco trabajo. No, señor, no estaba nada mal.
El napolitano, sin embargo, sospechaba que tanta fortuna debía despertar la codicia de
muchos. El no era un simple inmigrante, de los tantos que arribaban a las costas americanas en
busca del oro legendario.
El ya lo tenía en su garganta. Así lo proclamaban los más grandes críticos del mundo y un
auditorio internacional. El nombre de ENRICO CARUSO no salió así, de la nada. Costó mucho,
años y años de aprendizaje y dominio de la voz.
Fama y dinero no vinieron como por arte de magia. En eso estaba pensando, quizá, cuando su mayordomo le alcanzó un sobre. " Más invitaciones en mi honor o nuevos contratos" se dijo mientras lo abría indolentemente".
No era lo que él pensaba, era un anónimo, con una amenaza firmada por "La mano negra", que decía escuetamente : " O pagás 500 mil dólares o te matamos". En envíos posteriores le reiteraron la intimidación.
Pero el GRAN CARUSO no hizo caso. El gobierno de Estados Unidos, en un acto insólito, le protegió la vida con un cuerpo de milicianos perfectamente adiestrado en atentados de la Mafia. Nunca ningún artista recibió oficialmente tantas garantías como él.
Ni nadie, como él, atrajo a tanta gente al teatro. Su voz de tenor ha quedado catalogada como una de las " inimitables", aún hoy. La leyenda lo ha envuelto en un manto donde verdad y ficción se confunden.
Tal es el caso de las copas de cristal de baccarat rotas con un DO de pecho que se le atribuye, O aquella escena de "L'amico Francesco", ópera de MORELLI, donde cantó su aria más potente dentro de una caja hermética siendo escuchado nítidamente por la multitud que no pudo entrar al teatro y aguardaba pacientemente en plena calle.
ENRICO CARUSO, muerto en 1921 a los 50 años, es el cantante. Un modelo, una técnica y una fama que la Mafia quiso asesinar y la historia no lo permitió.
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