Cuántas veces nos presta
su sombra un ombú.
Y cuántas veces es testigo
de alguna cita, algún beso,
alguna despedida o también
alguna venganza
La primera mujer que bailó un tango, era una mujer que le apodaban " la negra Paulina", y lo hizo bajo un ombú en Buenos Aires. Tiempo después, en ese lugar, construyeron un arsenal y varios cuarteles. Ese ombú fue parte de la escenografía que enmarcó los ejercicios militares de 1902, cuando el país se preparaba para una inminente guerra con Chile.
También hay otra historia con respecto al árbol. Parece que a la sombra de ese árbol una madre pidió por la vida de su hijo Eduardo, condenado a muerte por un tribunal militar. Pero al muchacho lo fusilaron igual, y la mujer maldijo al presidente de entonces, el general Agustín P. Justo.
Tiempo después, el preseidente Justo y su hijo Eduardo fueron a inaugurar un puente en la frontera de Argentina, Brasil y Uruguay. Volvieron en aviones separados y un temporal derribó al que llevaba al hijo del presidente. En el barrio dijeron que fue la maldición de esa mujer ..."
Los cuarteles fueron tirados abajo y ahora funciona allí el hospital infantil Peter Garrahan
y para los que conocen el hospital, verán el ombú sobre la vereda, como sigue siendo fiel y testigo de toda una vida.
Fuente: Jorge Labraña, historiador.// Alberto Giudici, periodista Revista Nueva.
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