estuvieron presentes en cuadros,
decoraciones, y también fueron
inspiración de poetas y cantantes...
A comienzos del siglo XX, por ejemplo, con el furor del Art Nuveau los lirios, pensamientos y flores de irupé adornaron desde los frentes de las casas con sus portones y balcones hasta las vajillas de porcelana, arañas (lámparas), platería y almohadones bordados sobre rasos en hilos de oro y plata.
Más tarde, los locos años '20 que siguieron a la posguerra popularizaron a las flores más simples como las calas y las camelias a través de las líneas sólidas y concretas del Art Deco. En esta misma época, las violetas naturales o de tela ocuparon un lugar de privilegio entre los enamorados. En las décadas del '30 y del '40, las flores irrumpieron con furor estampadas en las telas para vestidos y cortinas, sombreros, fundas con estridentes hortensias. También se pusieron de moda, los aromas de jazmín, azahar o lavanda, el agua de rosas y el talco de violetas.
En la década del '50 se regalaba a las damas, una orquídea envuelta en una caja transparente, que luego se guardaba en la heladera por varios días. Y si se regalaba un ramo de rosas para el cumpleaños de la agasajada, se contaban once rosas, porque la número doce era la homenajeada. Años después, los hippies que se dejaban llevar por el flower power llenaron su vida, sus guitarras, sus sombreros y las portadas de sus discos con margaritas que eran el símbolo de la juventud y la libertad. Las flores, en el arte, el amor y la moda.
Fuente: Revista Mia*
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