domingo, 10 de febrero de 2013

EL MATE Y LOS GUARANÍES

Fueron los primeros dueños
de las tierras coloradas
del noroeste del país
y habitantes nativos del Sur
del Brasil, Paraguay y Uruguay,
los que expandieron
el hábito de tomar mate.

                                                              


          Fueron los guaraníes que en una calabacita ahuecada, tenían hojas molidas de Caá, que significa árbol de yerba mate en guaraní, y estaban embebidas en agua caliente, que sacaban de una vasija calentada sobre una fogata.
          Y fueron los jesuitas quienes intentaron, en un principio, sustituir esta costumbre por creerla de origen demoníaco. Finalmente, resignados ante el fracaso, los padres de la Compañía de Jesús terminaron difundiendo un nuevo uso de esa hierba, en forma de infusión teiforme, que hoy lo conocemos como el famoso " mate cocido", e impulsando el cultivo y comercio de la Ilex
paraguariensis, el arbolito proveedor de las hojas.
          Pero ni la conquista, ni las misiones religiosas, ni las gaseosas, lograron restarle presencia al mate. Hoy en la actualidad, lejos de los cuencos de alfarería en que se calentaba el agua en la América prehispánica y abandonada la costumbre colonial de contar con sirvientes dedicados exclusivamente a cebar mate, el 95% de los hogares argentinos consume yerba mate.
          Tomamos un mate en casa, en la oficina, cuando nos vamos de campamento, cuando celebramos el día de la primavera, cuando nos levantamos, a media mañana, después de almorzar, antes y después de cenar, cuando vamos manejando, en la Facultad, y en tantos otros sitios.
          Desde la Quiaca hasta la Antártida, nunca falta un mate en la mesa. Esta expresión popular que despierta interés entre los extranjeros, llegó a los bares modernos de Buenos Aires;
pero no es nuevo esta modalidad que el mozo, lleve un termo a la mesa con el mate, ya a mediados del siglo XIX, en casi todos los cafés del país se acostumbraba a servir mate a los clientes.
          Dentro del cambio de valores que ha experimentado la sociedad luego de la crisis del 2001, el consumo de yerba mate representa un volver a las fuentes, a lo cercano, al círculo íntimo, a lo verdadero, a lo genuino. Ninguna otra infusión simboliza " el compartir" de la manera que lo hace el mate, ninguna otra, forma parte tan arraigada de nuestra identidad nacional.

Fuente: Francisco Scutellá (historiador y artesano en tallar calabacitas), y Amaro Villanueva 
escritor./ Revista Nueva ( suplemento diario La Nueva Provincia).
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