sábado, 2 de febrero de 2013

EDMUNDO RIVERO, UN CANTOR SIN FRONTERAS

Edmundo Rivero representa
un caso muy especial en la lista
de cantores de tango.
El registro de bajo de su voz
fue un caso raro en su género,
que estaba acostumbrado a los
barítonos y tenorinos.
Pero su afinación, los matices
de su fraseo y su estilo
criollo lograron que fuese
un favorito del público.
                                                                  


          Era dueño de un estilo, de una manera de interpretar el tango única y personal. Pero también fue muy importante su formación y su desarrollo musical. Él mismo reconocía que "el canto es una manifestación emocional congénita. Por supuesto, nadie está a salvo de las influencias. En este aspecto, mi formación se debe a mis padres, a mis tíos y a los payadores e improvisadores - que son dos cosas diferentes- que escuché".
          Pero este gran cantor y guitarrista también fue un estudioso que se inició con la música clásica, y con el rigor de las academias. Y no sentía que Gardel lo hubiese influenciado. Rivero decía: " Aunque fue el creador del canto tanguero, puedo decir que Gardel no me ha influido. Lo escuchaba en aquellas viejas radios a galena y me gustaba mucho, pero yo estaba en otra cosa. Todavía no cantaba tangos, sino canciones sureñas: milongas, estilos, vidalitas y esas cosas.
          En cambio, si aprendí mucho de la ópera, del lied. Ocurre que cuando uno conoce a Shubert, Beethoven, Rossini o Wagner, a los grandes músicos, puede volcar esos conocimientos en el tango". Al genial Edmundo Rivero le llegó, en el año 1968, la oportunidad de conquistar nada menos que Japón. En la entrevista que le realizó Roberto Selles, Rivero evocaba: " Podría contarle tantas cosas acerca de ese pueblo maravilloso ... Algo que me impactó y habla de la sabiduría de los japoneses: yo había observado que todas las mañanas la gente se inclinaba ante la puerta de su sitio de trabajo. No comprendía el motivo y lo averigüé: me respondieron que acostumbraban a hacer eso para agradecer a Dios por haberles dado un día más de trabajo.
          Otra cosa: cuando hacen huelga, los japoneses van a trabajar, pero usan un distintivo que indica su adhesión a la misma. Nunca podré olvidar el cariño, la admiración y la cortesía de los japoneses durante mis actuaciones".
                                                                 EDMUNDO RIVERO.

Fuente: Grandes del Tango/ revista Pronto.
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