Las personas con ansiedad, tienen
la sensación de que siempre están
incomodando a los demás o que por
el contrario, tienen que satisfacer a
los demás constantemente y por ello
se disculpan por todo...
Se disculpan por todo y de nada, constantemente y parece que es un hábito que no pueden controlar. La verdadera incomodidad de las otras personas viene de este hábito, que como muchos hábitos son poco sanos y molestos. Es incómodo no saber qué contestar a una persona que se disculpa por algo sin importancia, incluso, por situaciones cotidianas que salen de su control.
Cuando se les dice algo o se les señala cualquier cosa, le dan muchas vueltas. Pueden pensar en ello durante todo un día y a toda hora, expandiéndolo tanto, que, por más pequeño que sea, termina por ser intrusivo y molesto, cuando sólo era un comentario inocente.
Esto tiende a degenerar en un círculo vicioso. Están ansiosos y nerviosos por ese comentario y darles vueltas solo contribuye a que esa ansiedad se mantenga en el tiempo. Para espantar a estos pensamientos pueden optar un engalamiento de conductas, como el agradecimiento o la disculpa. Algo, que a su vez, puede hacerles sentir ridículos y más ansiosos.
"La preocupación no elimina el dolor del mañana, sino que elimina la fuerza del hoy"
Corrie ten Boom.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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