Onicofagia es el nombre científico
que se le da a la incapacidad patológica
de contener el impulso de comerse las
uñas...
Estas patologias no solo está relacionada con la estética, sino también con las emociones y la personalidad. Si bien muchos se muerden las uñas sin darse cuenta, hacerlo de forma compulsiva es una clara señal de que no estamos equilibrados emocionalmente y que vale la pena tratar un problema de fondo. Los psicoanalistas explican que aquellos que se muerden las uñas están buscando un efecto similar al de los bebés al mamar el pecho.
También se experimenta cuando se mantienen objetos en la boca todo el tiempo, un dulce, un chupete, un plástico, etcétera, aunque eso se le conoce como "angustia oral" desde el enfoque psicoanalítico. En lo que se refiere al hábito de comerse las uñas, es otra manera de sentirnos protegidos y resguardados. Necesitamos algo que nos sirva de "Cable a tierra" para reducir la tensión, los nervios, el aburrimiento, la tristeza, el estrés, etcétera.
Comerse las uñas es un hábito automático, inconsciente y aditivo. La persona que lo hace no siempre puede evitarlo, como ocurre con cualquier costumbre demasiada arraigada. Esta conducta está relacionada con la ansiedad, la inseguridad, la tensión y la depresión. Algunos de los rasgos que comparten la mayoría de los que sufren onicofagia son perfeccionismo, baja autoestima y miedo al fracaso. También destacan por ser hiperactivos, muy nerviosos y enérgicos. En algunos casos han tenido que soportar infancias marcadas por padres autoritarios.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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