"garpar". "choborra", "mina",
"chamuyo", o "morfar" entre
otras, forman parte de nuestro
léxico cotidiano, propio de nuestra
región y a la vez, son un repertorio
de términos traídos por la inmigración...
Asumidos por el pueblo bajo de Buenos Aires, en cuyo discurso se mezclaban con otros de origen campesino, o de origen quechua, y lusismos palabras derivadas del portugués, que corrían ya en el habla popular, conformando un léxico que circula ahora en todos los niveles sociales. A finales del siglo diecinueve, y comienzos del veinte, miles de inmigrantes bañaron con su bagaje cultural las tierras argentinas. En este período, se creó el debate "civilización" y "barbarie", y así se fomentó el ingreso de europeos en nuestra región.
Pero las cosas no salieron según lo planeado. Quienes llegaron a nuestras tierras fueron aquellos con los que Europa no había sido amigable. Venían a "hacerse la América", y en los inicios vivieron en conventillos, tuvieron que superar trabas económicas, lingüísticas y sociales, y otros se instalaron en la zona rural. Estas condiciones históricas fueron el refugio perfecto para la formación del lunfardo. Eran tiempos de un clima multilingüe, en los que la lengua se fue fusionando.
En el libro de Borges "El Lenguaje de Buenos Aires, Borges y Clemente" sostienen que el lunfardo era el lenguaje de los lunfas (ladrones), que habían elaborado su propio código para expresarse a sus anchas. Para José Gobello, presidente de la Academia de Lunfardo, afirma que éste se funda en dos pilares base: préstamos de lenguas extranjeras. Civilización y barbarie, son los sostenes del lunfardo.
Fuente: www.lavoz.com.ar
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