Dominó el consumo nacional de
vino durante siglos, aunque sin
mayores lujos, el vino Carlón
fue la bebida elegida del pueblo...
Sin ostentaciones ni corona a la vista, el vino Carlón fue el rey de los paladares populares. ¿Qué cuánto duró su hegemonía en barricas, vasos y jarras en forma de pingüinos?...Nada menos que cuatro siglos!. En los años 1600, el cultivo de vid era asunto prohibido para las colonias americanas. Para entonces, el único buen tinto autorizado a refrescar las gargantas, era el Carlón.
Por orden del virrey, tan sólo funcionarios y personas adineradas, podían deleitarse con las bondades de los finísimos vinos procedentes de La Rioja. Para los más humildes, sólo quedaron los baratos vinos de la Valenciana, localidad de Bernicarló. Elaborados a base de uva Garnacha y Garnacha tintorera, su proceso de fermentación escondía su buena "yapa": un extra de mosto concentrado, en pos de una mayor preservación y más longeva supervivencia. Se trataba de un tinto fuerte, espeso en la boca, denso como él solo, de un color azulado tan intenso como su sabor y aroma.
Con una graduación entre 15° y !6° de alcohol, que hasta el 1900 era el vino de las clases populares, y también se lo bebía mezclado con agua, hielo o soda ( agua gasificada en los envases denominados sifones). Tanta demanda tuvo el Carlón que su calidad comenzó poco a poco a dejarse de lado, y la importación fue cediendo terreno a la producción nacional. Domingo Faustino Sarmiento, introdujo la cepa del Malbec, y los paladares comenzaron a probar el nuevo sabor y le dijeron adiós, al viejo vino Carlón...
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Fuente: pulperiaquilapan.com
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