Uno de los más grandes desaciertos
del ser humano es hablar con rabia.
Cuando la ira domina nuestras
conversaciones, las consecuencias
no pueden ser determinadas; se deja
paso a nuestro inconsciente, y todas
aquellas cosas no dichas y deformadas
por nuestro ser interior, salen a relucir
nuestras palabras hiriendo y maltratando
a quienes se nos cruzan por el camino...
Recoger la cuerda luego no es tarea fácil, el daño ya está hecho, y no sólo para la otra persona, sino también a nosotros mismos. En psiquiatría, paradójicamente, el silencio habla, lo explica la doctora en psiquiatría Paula Martín Marfil.
Algunos silencios del paciente, como el mutismo, son "una operación de su propia psique para evitarle un sufrimiento". Sin embargo, éste aparece después como síntoma. Hay una frase que lo explica bien: el cuerpo grita lo que la boca calla". Y contra una boca que calla se utiliza el arte del silencio como herramienta terapéutica para conseguir que el paciente dé pasos.
A mí me gusta decir que el silencio es el arma del psiquiatra, lo que tiene que hacer el psiquiatra es silenciarse a sí mismo, sus juicios, sus creencias, para poder escuchar al paciente de forma activa en toda su extensión .
Fuente: superandolapérdida.blogspot.com.ar
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