Si existiera una píldora que
brindara todos los beneficios
de una vida activa sin moverse
del sillón sería una de las más
vendidas del mundo.
Esto quizá se deba a que la
mayoría de las personas
relaciona un estilo de vida
activo con una rutina
extenuante en el gimnasio o
con el entrenamiento que
realizan los deportistas
profesionales...
Sin embargo, para sacudir el sedentarismo, dar regularidad a los movimientos que realizamos de vez en cuando o aumentar la intensidad, solo es necesario contar con un tipo de ejercicio que respete dos condiciones: que sea placentero y que resulte divertido. En casa, en las fiestas y las reuniones con amigos, en clases de cualquier ritmo o incluso en el gimnasio, es posible entregarse a nuestra música preferida.
Son tan variados los beneficios de esta importante actividad aeróbica, que sería erróneo destacar solo alguno de ellos; aunque las personas que lograron hacer del baile su aliado de minutos activos sostienen que, como suele asociarse con la diversión y el festejo, bailar aleja la mente del cansancio físico que sienten a medida que avanza la clase aumentando la posibilidad de hacer más ejercicio casi sin notar la fatiga que suele provocar el movimiento.
Al bienestar emocional se suman, además, todas las ventajas de un entrenamiento progresivo. Para convertir al baile en una actividad regular se comienza con movimientos de entrada en calor y se finaliza con estiramiento y relajación. Si el lugar donde se participa de la clase no cuenta con el tiempo de entrada en calor, lo más conveniente será llegar con una caminata previa para preparar a los músculos y las articulaciones para el esfuerzo físico.
ANTE LA MENOR DUDA CONSULTE CON SU MÉDICO DE CONFIANZA*
Fuente: revista "Vivir Mejor" del doctor Alberto Cormillot*
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