el ser humano se viene formulando
preguntas acerca de su propia
finitud, porque toma en cuenta
que no gozamos de vida eterna, y
cada uno de nosotros tiene un límite
sin retorno...
Vivimos luchando entre la falta de garantías y la eternidad, entre el conflicto que enfrenta lo deseado con aquello con que resulta posible, lo que implica renunciar o reemplazar. La pluma del gran escritor mexicano Amado Nervo inmortalizó en el epílogo de su poema "En Paz", el siguiente verso: "¡Vida nada me debes! Vida, estamos en Paz!".
De acuerdo con el concepto que deja esta frase de gratitud a la vida, dónde están entonces las ilusiones, las esperanzas, los proyectos. Tal vez deba aceptarse que en el camino tendiente al logro de nuestras ilusiones nada es perfecto y esto puede otorgar tranquilidad, porque permite relanzar otros proyectos. En esto se centra la evolución, que no tiene limitaciones de edad mientras haya vida.
Ser incompletos representa el gran empuje para probar, aprender y descubrir lo que nos falta, algo así como el gran permiso para seguir viviendo. Siempre existirá la nueva receta por elaborar, la calle desconocida por descubrir, el libro nuevo por leer, una planta que cultivar o esa carta a un amigo por escribir...¿No será éste el secreto para seguir teniendo una excusa para seguir existiendo?...
Fuente: Licenciada Marta Craichik, para revista "Familia Cooperativa"
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