martes, 26 de marzo de 2013

JUAN XXIII, EL PAPA BUENO

Angelo Giuseppe Roncalli,
era el tercer hijo de once hermanos,
donde su infancia fue
austera y honorable pobreza.
Sus padres Giambattista y
Mariana, dos campesinos
de antiguas raíces católicas,
inculcaron en el niño,
al futuro sacerdote
que años después fue elegido Papa.

                                                                           


          Nació en Sotto il Monte en 1881, y de niño sorprendió a sus padres con su deseo de ser sacerdote. Muy taciturno y alegre a la vez, dedicado a la soledad y a la lectura. Cuando comentó sus deseos, que ya nombramos anteriormente, su padre le dijo que debía estudiar latín antes que ingresar al seminario.
          En el pueblo vecino de Cervico, un anciano cura le enseñó el latín, que en verdad nunca lo aprendió bien, pero se defendía bastante; un acnédota de la época cuenta que él, cierta vez pregonaba que había que estudiar latín, y terminó su charla en italiano, con una sonrisa en los labios y aquella irónica candidez que le distinguía rebosando por sus ojos.
          A los 11 años, ingresó al Seminario de Bergamo. En esa época comenzó a escribir su 
"Diario del Alma", que continuó sin interrupciones durante toda su vida y que es un testimonio insustituible y fiel de sus desvelos, sus reflexiones y sus sentimientos.
          En 1901, Roncalli pasó al Seminario Mayor de San Apollinaire, con el propósito de seguir
una carrera eclesíastica. Pero tuvo que abandonarlo porque ese año le tocó el servicio militar; en su diario escribió que fue una experiencia  que no de su agrado, ya que tuvo que convivir con hombres muy distintos a él.
          Su primera misa la ofició el 11 de agosto de 1904, en la Basílica de San Pedro, justo un mes después de ordenarse sacerdote. Al año siguiente conoció a Monseñor Radini Tedeschi, que lo nombró su secretario privado. En 1914, estalla la Primera Guerra Mundial, y vuelve a las filas militares. Es sargento de sanidad y teniente capellán del hospital militar de Bergamo, donde contempla con sus ojos, el dolor y el sufrimiento que aquella guerra terrible causaba a hombres, mujeres y niños inocentes.
          Al terminar la guerra, siguió su carrera para cardenal y finalmente elegido Papa. A los 2 meses de ejercer su papado, empezó a visitar las parroquias de sus diócesis. Dió ejemplo de Misericordia: en Navidad visitó a los niños enfermos de los hospitales y al otro día a los prisioneros de la cárcel Regina Coeli.
          Redujo los altos estipendios, dignificó las condiciones laborales de los trabajadores del Vaticano, que carecían de los derechos de trabajadores de Europa y nombró por primera vez a cardenales de la India y del África. El 3 de enero del '62 excomulgó a Fidel Castro, iniciativa amparada en condenas apresadas por el Papa Pío XII en el año 1949. Y el 6 de Mayo del mismo año canonizó al primer santo negro de américa, San Martín de Porres, en Perú.
           El 23 de mayo de 1963 se anunció públicamente su enfermedad: un cáncer de estómago, que finalmente fallece a los pocos días de junio, el 3, de 1963, a las tres menos diez de la madrugada de Roma. Juan XXIII, quedó en la memoria de muchos como el Papa Bueno, o como el Papa más amado de la historia.

Fuente: wikipedia Google.
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