A veces nuestro miedo se disfraza
de lógica, para no dejarnos ver la
verdadera razón por la que evitamos
situaciones de desafío: el temor a lo
desconocido...
De modo que la sensación de incertidumbre y las espectativas previas pueden llegar a paralizarnos. Incluso nos llevarán a evitar situaciones que son necesarias para crecer. Pero solo exponiéndose a ellas conseguiremos desenterrar las oportunidades que se encuentran al otro lado de miedo.
Además, saber gestionar nuestro temor nos genera en cierto modo placer y reduce las probabilidades de tener trastornos asociados a la ansiedad. Porque a nadie le gusta pasar miedo, pero si llegamos a comprenderlo y controlarlo experimentamos una sensación de alivio tras la tensión sufrida, evitaremos que afecte a nuestra salud y descubriremos una nueva forma de seguir creciendo personalmente.
Nos dicen que si queremos algo, tenemos que hacer que ocurra, pero ¿por qué nos asustan las cosas que más deseamos? A veces, simplemente nos echamos para atrás porque preferimos quedarnos en unas expectativas inalcanzables para seguir fantaseando con qué pasaría si llegáramos a conseguir lo que realmente anhelamos.
Otras, el recelo y el esfuerzo que implica perseguir nuestra felicidad puede más que nuestros sucesos y preferimos vivir en un estado invariante con nosotros mismos, sin grandes sobresaltos.
La clave está en saber que cuanto más hacemos, más podemos hacer.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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