Los hombres "ven" el mundo
a través de sus ojos y sus oídos,
y el olfato es un sentido olvidado...
El tratamiento de la anosmia, es tierra de nadie para la medicina, que desde no hace mucho empezó a desandar su error. Según coinciden los especialistas, la pérdida del olfato, puede esconder más de 300 enfermedades, desde trastornos psicológicos hasta, en algunos casos, la presencia de tumores.
"Cuando una persona pierde el olfato, cada vez que respira se informa mal. Se altera su percepción de la realidad, y eso puede derivar en depresiones y malestares psicológicos: pierde una fuente de aviso de muchísimos peligros y también una fuente de placer inagotable y baratísima" explica la neurofarmacóloga Matilde Otero Losada, investigadora independiente del CONICET. Una persona que padece anosmia (pérdida del olfato) no podrá saber cuándo se produce un escape de gas, o cuando está frente a un alimento en mal estado, porque sólo hay cuatro gustos: dulce, salado, agrio y amargo. Todos los otros "sabores" son aromas que provee el olfato.
En Estados Unidos se realizan olfatometrías (test de olfato) para la detección del Mal de Alzheimer y de enfermedades parkinsonianas. Es decir, de trastornos neurológicos de tipo cognitivo o motor. " Pero también se demostró que la pérdida del olfato" explica la doctora Otero Losada - aparece en pacientes infectados con VIH. Entonces, hacer monitoreos cada ciertos períodos nos permitiría, frente a alguna alteración del sentido, empezar a tratar la enfermedad más precozmente. Se estima que el 2% de los argentinos sufre de anosmia.
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Fuente: www.clarin.com
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