EL SÍNDROME DE COLUMNA

El médico fisiatra Mario
Donamaría, afirma que
los síndromes de columna
obedecen en principio a
dos causas fundamentales:
déficit postural y trabajo
estático permanente para
compensarlo, y un 
componente psíquico...


                                                                  

          El cuerpo humano, en su carácter de cuerpo en el espacio, se ve sometido a leyes físicas que influyen sobre su comportamiento. Se trata de un principio ergonómico básico, que consiste en que el trabajo muscular estático debe reducirse al mínimo. Solamente en posición acostada el cuerpo reposará sin trabajo muscular. Cualquier otra posición exigirá un trabajo muscular estático más o menos importante. Cuando se evalúan las posturas y actitudes de la vida diaria, se encuentra que un 90 por ciento de la población adulta refleja un trabajo muscular estático permanente.
          Este trabajo se extenderá entre 10 y 18 horas diarias de su actividad laboral por las actitudes de "sentado" o "parado". Esto ocurrirá en la casa, el taller, la oficina, etcétera. Además, se deberán agregar los trabajos por hobbies u otras ocupaciones. Estas actitudes, sin la compensación del movimiento en toda la musculatura de la columna vertebral, finalizarán dando los llamados " síndromes de columna". Según la opinión de Farfán (médico francés) y Donamaría (argentino), "lo que protege a la columna lumbar es la actividad de la pared abdominal. Sin una buena rehabilitación de estos músculos y de sus reflejos activos, el reflejo espinal tiene que fallar".
          Esto es evidente, y se convierte en motivo de diaria observación en hombres de vida sedentaria y en muchas mujeres después del parto. Así es como se hace imprescindible una rehabilitación de estos músculos para que no se desvíe la columna. También se pueden observar estos síndromes en personas que practican ejercicios pero con una orientación equivocada. En los hombres, está alteración del eje de la columna vertebral se comienza a ver con mayor frecuencia después de los treinta años de edad.
ANTE LA MENOR DUDA CONSULTE CON  SU MÉDICO DE CONFIANZA***



Fuente: Revista Argentina del Deporte, vol. IX, nro 25
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