martes, 17 de enero de 2017

HISTORIA DE LAS MÁQUINAS DE ESCRIBIR: LAS ANTERIORES A LAS COMPUTADORAS

La máquina para escribir ha
sufrido muchas transformaciones.
Nace con el invento de Enrique Mill,
en 1714, aunque muchos discuten
este origen del mecanógrafo...


                                     Resultado de imagen para imagenes de personas frente a una máquina de escribir                                                     

          Mecanografía del griego mechane= máquina, y graphos= escribir, por lo tanto se traduce a el arte de escribir a máquina y mecanógrafo es la persona quién escribe en ella. En el llamado siglo de la mecanografía" (siglo XIX). Guillermo Burt construye el primer plano de una máquina para escribir, y Progrin, Lettledale, Foucalt, Beach, Weatstone y Francis añaden ideas sumamente importantes que son como los primeros pasos hacia el adelanto de este tipo de escritura.
          Más tarde, en 1866, Juan Pratt patenta una máquina considerada entonces como la más perfecta. Pero la primera máquina para escribir que se fabricó en serie fue basada en la creación de Christopher Latham Sholes, que la ofreció a la firma Rémington, dedicada entonces a la fabricación de armamentos. Así apareció la Rémington Modelo 1, en 1873, que imprimía sólo letras mayúsculas. En 1878 se agregaron a este sistema las minúsculas y los signos.
          En nuestro país se han realizado algunos ensayos con máquinas construidas totalmente dentro de nuestras fronteras, pero los primeros pasos no lograron concretarse en una feliz realidad, ya que la firma "Padín y Villagrán", que tenía sus oficinas en la calle Reconquista entre Sarmiento y Cangallo, inició la fabricación de la "tipiadora" que así la llamaban, con la marca Huella, desapareciendo después ésta por la imposibilidad de construir sus respuestos. Y así a medida que transcurrieron los años, poco a poco fueron  cada vez más modernas, hasta llegar a nuestros días con la tecnología de los computadores y dejar atrás la goma que borraba las equivocaciones, el carbónico para duplicar las copias y las teclas o "tipos" que se enredaban entre sí cuando se marcaban las palabras.




Fuente: José Adolfo Basiricó del libro "Curso gradual de Mecanografía". Editores Cesarini Hnos.
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