lunes, 3 de diciembre de 2012

AÑO NUEVO, SEGÚN ENRIQUE PINTI

Cada fin de año o comienzo de otro,
hacemos un balance de lo mal que
nos ha ido en los doce meses que terminan,
y olvidamos lo mucho o poco bueno
que nos haya pasado.

                                                                                                            

          ¿ Por qué se nos ocurre someternos a estas torturas de comer a granel, brindar con amigos, parientes, vecinos, en lugar de festejar sobriamente ? ¿ Que obligación hay de señalar el 31 de Diciembre, como fecha para hacer inventario de calamidades? Misterio de la vida... Vivimos en un eterno sube y baja donde lo bueno y lo malo, lo positivo y lo negativo son siempre relativos. Según el momento de nuestra vida, lo malo dejará huellas imperecederas o pasará como cada catástrofe ha pasado y será superado con gratitud por habernos despertado de la conciencia adormecida por una mediocre rutina.
          ¿ Tiene importancia, por ejemplo, saber cuántas arrugas nuevas hemos cosechado por llorar y reír en el año? ¿Cuántos kilos más o menos nos hacen mejores o peores? ¿Cuántas cosas que hacíamos hemos dejado de hacer para bien o para mal?
          Dicen los que saben que planificar estrictamente nuestras vidas sin dejar nada librado al azar es la mejor manera de empobrecer nuestra existencia. Admiten esos locos, sin embargo, que tener un plan de vida, una conducta y unos principios no equivale a mediocridad alguna, sino a la búsqueda de una ética para vivir de acuerdo con nuestras ideas, en armonía con nosotros mismos.
          Pero que eso no debe confundirse con la rigidez esquemática ni con la represión de nuestros buenos deseos; no hay que perder esa sensación inefable que el desafío, el vértigo que produce el cambio y la aventura arriesgada de optar que la razón nos ha concedido a los humanos. Y eso ocurre día a día, minuto a minuto, sin calendario, sin estaciones, sin bodas ni funerales que valgan. Sucede y punto.
          Dividir el tiempo en días, semanas, meses y años es fantástico para las finanzas, la economía, las cuentas por rendir, los cheques que volaron de un año al otro, las hipotecas y los embargos. La vida, gracias al todopoderoso, es otra cosa.
          ¿ Ganas de que el tiempo no pase? ¿ Miedo a envejecer? Puede ser... Pero el año nuevo en mi cabeza, hasta marzo o abril, y puede ser que, como un ataque de locura súbita, en mayo sea capaz de gritar: ¡ Feliz Año Nuevo!

Fuente: Enrique Pinti/ La Argentina según  Enrique  Pinti, Revista  La Nación ( suplemento)

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