No solemos valorar lo que tenemos.
De hecho, solemos desaprovechar
y posponer las oportunidades que
tenemos de relacionarnos con
nuestros seres queridos como si
la ausencia que vendrá más tarde
no nos importara...
Esta dejadez a veces se complica cuando personas que en principio deberían apreciarnos, nos desprecian. Las situaciones de este tipo son muy dolorosas y es por eso que debemos dejar de taparnos los ojos y comenzar a remediar esta situación.
La frase conocida: " no sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes", no es solo una frase hecha, sino una realidad. Tenemos esa mala costumbre y de apreciar lo que no tenemos o lo que ya hemos perdido. Cuando sufrimos porque alguien nos ignora no nos percatamos de que eso no es reflejo de nuestra valía personal y que lo más probable es que esta persona no lo haga porque está acostumbrada a tenernos a su vista.
De todas formas, no vale de nada luchar contra viento y marea por una persona que no mueve ni un dedo por los demás. No sirve ayudar, constantemente a alguien que no está interesado en atendernos. No nos hace bien dar sin recibir. No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros. Y es que la única gratitud sin la que no podemos vivir es la gratitud a uno mismo, pues es el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento personal.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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