Coincidir con alguien es fácil,
lo hacemos a menudo y con
decenas de personas cada día.
Sin embargo, lo que es realmente
mágico es llegar a "conectar"
es chocar de mente y corazón con
alguien y descubrir de pronto cómo
armonizan nuestros mundos, cómo
vemos galaxias donde otros sólo
ven charcos de lluvia o cómo nuestras
risas estallan al mismo tiempo y por
las mismas razones...
¿Qué media en esa conexión entre dos personas que sin conocerse casi de nada, coinciden en el mismo punto y un mismo lugar para quedar atraídas la una por la otra? Aristóteles dijo:"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas." No hablamos solo del proceso de enamoramiento, hablamos también de esa magnífica coyuntura que erige las amistades más sólidas, esas que no saben de tiempo ni distancia, pero sí de complicidades, de pactos y de esa armonía afectiva donde hay una preocupación recíproca y un cariño sincero.
Cuando hablamos de relaciones afectivas o incluso de amistad, las investigaciones suelen profundizar mucho más en los beneficios que nos aportan este tipo de vínculos que en los desencadenantes: esos procesos subyacentes que configuran esa "mágica conexión" repentina, pero siempre determinante. Ahora bien, hay un aspecto que es necesario saber y que sin duda nos resultará curioso. Los expertos en psicología social saben que hay un punto de inflexión que determina si esa amistad va a perdurar o no. Hablamos de la autorevelación.
Las personas necesitamos compartir nuestras preocupaciones, nuestros temores e inquietudes con otras personas para obtener apoyo para sentir esa intimidad y esa complicidad tan terapéutica. En el momento en que le comunicamos una confidencia a la otra persona y ésta es a su vez capaz de custodiarla, de protegerla y de confiarnos apoyo, la magia se inicia. Cuando esa amistad nos abre su corazón y nos ofrece también sus propias revelaciones, esa magia se perpetúa. Un estudio que acaba de presentarse en el encuentro anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, concluyó que las amistades femeninas son más perdurables que en el caso de las amistades masculinas, en el buen sentido de la palabra.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com// Valeria Sabater.
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