jueves, 23 de enero de 2020

HABLEMOS DE..." ¿POR QUÉ NUESTRO MUNDO ES CADA VEZ MÁS VIOLENTO?

Escuchamos constantemente hablar de un mundo sometido al cambio acelerado,
al ingente crecimiento de la tecnología, a irremediables y veloces transformaciones
tecnológicas, pero pocas veces caemos en la cuenta de que esa velocidad que nos 
imponen en la vida tiene como consecuencia inmediata la falta de reflexión, la falta
de comunicación de diálogo y así se abren las puertas a la expansión desproporcionada
de la violencia....


                              Resultado de imagen para imagenes de gente violenta                                                           

          La estructura misma de la vida democrática exige el diálogo. Conversar, antes que nada, es estar dispuesto a escuchar, a entender al otro, a modificar los pensamientos personales gracias a los argumentos que nos presentan y también a expresarnos con claridad y respeto.
          Hablamos porque confiamos en el carácter significativo de las palabras, es decir, en que se refieren a algo real, a algo permanente que todos los interlocutores pueden reconocer y que nos acerca al bien, a la justicia, a la verdad y, de esta manera, al acuerdo.
          Cuando afirmamos que todo es cambiante, que esa verdad estable no existe, que todo son opiniones diversas y que lo único que hay son puntos de vista subjetivos sin posibilidad de referentes comunes... cuando caemos en el relativismo, el diálogo se hace imposible y es sustituido por la violencia.
          ¿De qué vamos a hablar si no reconocemos un horizonte posible en el que encontrar algo permanente y compartido? Como decía ya el viejo Heráclito, si todo fluye, si la realidad es inestable, si el cambio es la naturaleza de lo real y no hay más verdad que mi opinión temporal, todo se convierte en polémos, es decir, en guerra.
          Pero hay algo más importante: tampoco somos capaces de pensar sin el concurso de los demás. Encerrados en nosotros mismos, ni siquiera aunque fuésemos los mayores genios del planeta nos daríamos cuenta de todos los matices que anidan en cada idea, de las perspectivas posibles y así, nos volveríamos incapaces de descubrir la verdad a la que apuntan las palabras.
          Solo quien es capaz de explicar sus pensamientos a los demás es capaz de pensar bien. Solo quien es capaz de expresar sus emociones tiene la posibilidad de comprenderlas. Quien no dialoga, pues no piensa. Al menos no piensa bien, no consigue entenderse a sí mismo, a los demás y al mundo y tiende a creer que en este nuestro universo mudable no existen más que opiniones, no existe la verdad.
          Y si la verdad no existe no tiene sentido buscarla, por lo que solo queda intentar imponer el propio criterio, aquello que conviene, ocuparse en la réplica aguda, en la broma que silencie al otro y si esto no es suficiente, en el ladrillazo en la cabeza!


Fuente: "A Fondo" por Marcelo López Cambronero. es.aleteia.org
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