Cada vez son más las madres que
trabajan todo el día fuera de casa,
lejos de sus hijos, presas fáciles de
la culpa y el autorreproche...
A menudo piensan que todo lo que
sucede de malo es resultado de su
desatención: "Los chicos ven
demasiada televisión, no hacen
las tareas del colegio, se aburren"
Sin embargo, el trabajo siempre
acarrea aspectos positivos, tanto
para ellas como para sus hijos....
Las mujeres valoran lo que ha significado para su autoestima el acceso al mundo del trabajo. Pero hay momentos en que se preguntan si valdrá la pena trabajar tanto, si no sería mejor estar mucho más tiempo con sus hijos. Sin embargo, estos cuestionamientos inherentes a la condición de madres son favorables porque las hacen estar atentas y conectadas emocionalmente con sus hijos. Sólo se transforman en negativos cuando se responde sin poner límites, exclusivamente desde la culpa y el autorreproche, a los pedidos de los niños cuando por las noches se regresa a casa.
La capacidad de percibir e incluir es un aliado fundamental, junto con otra capacidad que viene del mundo paterno: la de aceptar las propias limitaciones. Si estos radares funcionan adecuadamente se puede estar alerta y construir pautas contenedoras junto con los otros miembros de la familia, padres incluidos, o personas de confianza para la atención y acompañamiento de los hijos.
Es importante saber que los hijos van a vivir con naturalidad aquello que los padres sean capaces de aceptar y, por el contrario, van a cuestionar las contradicciones si los adultos no pueden tolerarlas y aceptarlas como parte de la vida y del modelo de familia que han decidido construir.
Las mujeres que han quedado desconectadas de sus propios padres muchas veces presentan una tendencia natural a buscar la compensación a esa falta de amor en los propios hijos, estableciendo vínculos donde se desdibujan las diferencias.
Ante la confusión, los hijos responderán con maltrato y un excesivo nivel de demanda, y también con distancia y desinterés, porque sienten que esa tarea ( la de cubrir el amor de los padres) los excede y los atrapa en un vínculo que sienten como asfixiante. Finalmente resulta que esta misma distancia emocional heredada de generaciones anteriores que queremos transformar, se termina por instalar nuevamente en los jóvenes actuales. Trabajando muchas horas fuera de casa, es más necesario que nunca reforzar la confianza en la propia percepción recuperando el contacto afectivo y la conexión emocional con los propios padres y con los hijos.
SUGERENCIAS:
Lejos de las culpas, una madre que trabaja y valoriza su trabajo constituirá un modelo valioso de identificación para sus hijas mujeres, y dará a los hijos varones un modelo de mujer que se valora y se respeta.
Es importante no hacer concesiones, gastos indiscriminados y ceder a los caprichos sólo por la sensación de culpa que a veces genera estar largas horas fuera de casa.
Hay que considerar que la contención de los niños y la educación y el afecto para con ellos no es sólo cuestión de madres. Los padres, la familia, los amigos, también se incluyen entre los pilares fundamentales para el desarrollo de los chicos.
No hace falta asfixiar a los hijos con un cúmulo de actividades para recuperar el tiempo perdido. Lo importante es estar con ellos, conversar, jugar y acompañarlos en el crecimiento sin pensar constantemente que el tiempo que se les brinda siempre es escaso.
Fuente: Licenciada Claudia Messing.
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