Llorar para expresar emociones
es un comportamiento exclusivo
del ser humano, que puede ser
provocado por una infinidad de
sentimientos como miedo, alegría,
ira, estrés, ansiedad, arrepentimiento,
angustia, dolor, amor, etcétera....
Sin embargo, derramar lágrimas suele tener un efecto beneficioso para la salud física y mental de las personas, motivado tanto por sus funciones biológicas como psicológicas. En primer lugar, al sollozar se desprenden algunas sustancias químicas vinculadas a las hormonas del bienestar que ayudan a aliviar el estrés acumulado, al mismo tiempo que permiten que el organismo se libere de toxinas y residuos.
Por otra parte, lagrimear puede ser algo liberador y ayuda a construir y fortalecer las relaciones interpersonales cuando se hace en compañía, permitiendo la creación de lazos muy fuertes porque quienes rodean al que llora suelen darle su apoyo y brindarle su solidaridad. A pesar de esto, existe una cultura que tiende a reprimir el llanto, sobre todo en los hombres, que consideran que de esta forma pueden verse demasiado sensibles e inseguros.
Si bien llorar no evita una patología mental, sí ayuda a paliar los síntomas ante una circunstancia determinada, por lo que es importante enseñar a los niños a no ocultar sus emociones porque soltar las lágrimas en una buena vía de escape que impide que se acumulen tensiones que tarde o temprano serán liberados de una manera mucho menos controlable.
Fuente: revista "Familia Cooperativa" /por la licenciada Marta Craichik
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