Ser tímido no significa ni tener
un defecto, ni ostentar una virtud.
Simplemente se trata de un rasgo
de la personalidad que depende del
temperamento y del tipo de experiencias
que se hayan vivido...
Pese a esto, muchos ven la timidez como un problema que hay que desterrar de raíz sin más alternativa. Es cierto que quien es tímido experimenta diferentes limitaciones en las situaciones sociales. No le resulta fácil romper el hielo para iniciar una conversación, ni se siente cómodo hablando de sí mismo y esto puede repercutir negativamente en sus relaciones con los demás.
La timidez nace de la falta de seguridad en uno mismo, de la sensación de no ser merecedor de la atención o la consideración de los demás, o de sentir que no se tiene derecho a ser reconocido. Así, el tímido siente vergüenza de sí mismo y le da excesivo valor a la opinión de los demás.
La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad. Sin embargo, esto no significa, de ningún modo, que quien sea tímido esté condenado a fracasar. Que no se desenvuelve con soltura en las relaciones sociales tiene muy poco que ver con lo que puede lograr en el ámbito intelectual, laboral o afectivo.
De hecho, hay ocasiones en las que ser tímido representa una ventaja. Si no, que lo digan varios personajes de la historia que alcanzaron grandes logros pese a su timidez. Agatha Christie, famosa escritora de misterio, tuvo un episodio insólito por su timidez. En 1958 se preparó una fiesta en su honor, en el Hotel Savoy, de Londres. Cuando ella llegó al lugar, el portero no la reconoció y por lo tanto, no la dejó entrar. Sin musitar palabra, dio media vuelta y se fue a sentar a la sala de estar y escuchó desde allí, dicha celebración.
El doctor Henry Heimlich, que inventó una maniobra de emergencia para salvarle la vida a quien se está asfixiando, ha dicho que muchas personas mueren por ser tímidas. Cuando sienten que se ahogan, prefieren apartarse del grupo, antes que toser delante de ellos y llamar la atención. También se piensa, que ser tímido equivale a ser introvertido, pero no es así. La persona introvertida simplemente disfruta de la soledad y no se siente cómoda en las situaciones sociales. Pero al mismo tiempo, no le importan tanto las opiniones de los demás y no siente miedo de expresar las propias.
El tímido en cambio se llena de nerviosismo y muchas veces quisiera salir más de sí mismo, pero no lo logra. Su sentimiento de vergüenza personal es tan fuerte que asume como una impertinencia cada cosa que haga o diga cuando hay otras personas presentes. El tímido se ve obligado a desarrollar muchas destrezas para compensar su falta de habilidad social.
Suelen ser personas que repasan una y otra vez lo que dijeron y lo que escucharon. Esto hace que usualmente tengan mejor memoria y mayor capacidad lingüística, aunque generalmente la expresan mejor por escrito que de manera oral. En todo caso, si ser tímido limita de manera severa la existencia, esto no se puede ver como una ventaja.
Lo que hay en esos casos es un sufrimiento innecesario originado probablemente en una fobia social. Hay muchos tratamientos eficaces para superar la timidez, que bien vale la pena seguir cuando la timidez, es un sinónimo de Infelicidad.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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