para todos los sentidos.
Nos despierta el interés, nos
divierte y nos permite ver lugares
asombrosos y nutrirnos de otras
culturas.
Todo esto no se queda simplemente
en el recuerdo y en algunas fotos,
sino que además está relacionado
con una serie de beneficios para el
cerebro....
Aumenta la creatividad, y esto nos permite dar soluciones diferentes y originales a cualquier tipo de problema. Es evidente que viajando se conocen lugares y personas nuevas. Pero además, en el caso de que se viaje en compañía, se fortalece la relación y la confianza entre ambos. También se reducen las probabilidades de divorcio y mejora la sensación de bienestar.
Resulta que las relaciones sociales protegen nuestro cerebro. Tener una amplia red de amigos y, por tanto, de apoyo y de relacionarnos con ellos está asociado a una menor presencia de deterioro cognitivo.
Estos cambios en el cerebro, se podrían traducir como una forma de entrenar a nuestro cerebro a resolver de forma más eficaz las tareas. Por ejemplo, los estudiantes que han vivido en el extranjero tienen un rendimiento en tareas de resolución de problemas un 20% mejor que aquellos que no han viajado.
Viajar en vacaciones o hacerse una escapada a unos pocos kilómetros de casa, aumenta la dopamina y baja el nivel de estrés, además de relajarse. Esto ocurre incluso antes de que salgamos de casa, es decir, notamos esta felicidad ya desde que reservamos nuestro viaje. Realizar actividades gratificantes como viajar hace que nuestros niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, se reduzca.
Esto es realmente importante ya que el cortisol, aparte de ser necesario, pero en grandes dosis puede resultar muy dañino. Esta sustancia se ha relacionado con peor rendimiento cognitivo, cansancio, aumento de peso, incluso con enfermedades como la diabetes.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com//María Velez.
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