jueves, 25 de julio de 2019

¿POR QUÉ SEGUIMOS LAS MODAS?

Quienes critican las modas dicen
que éstas responden a un sencillo
proceso de "ellos lo crean y 
nosotros nos lo ponemos".
Lo cierto es que el motivo por el
cual seguimos las tendencias
 de moda no es ni tan
sencillo ni tan prescindible para
el ser humano...


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          "A" influye sobre "B" de la misma manera que "B" influye sobre "A". Esta es la premisa fundamental de la psicología social, una de las ramas más empíricas de la psicología que investiga y explica cómo nos comportamos las personas en contextos sociales. Y es que así somos, seres sociales y por ello, la presencia de los otros nos influye de forma tan directa y tan potente.
          De hecho, la presencia de los otros nos influye incluso cuando no están presentes, porque su influencia es tan constante que se llega a interiorizar. El respeto de las normas sociales es un ejemplo de la presencia interiorizada de lo social: no tiramos papeles en la calle, no robamos o no nos colamos en lugares que hay que esperar, cuando tenemos la certeza  de que nadie nos está  observando en ese preciso instante.
          Las normas sociales son un claro ejemplo de que no solo modificamos nuestras conductas cuando otros nos están escudriñando presencialmente sino también cuando interiorizamos el concepto de el otro como una constante vital. Así pues, desde este nivel de análisis, las modas son un tipo de norma social. Son uno de los fenómenos más ilustrativos del nivel de influencia que lo social ejerce sobre nosotros.
          Las tendencias que nos marcan los demás impactan sobre nuestro día a día y explican muchas de nuestras decisiones, conductas y actitudes. No somos borregos siguiendo modas aleatorias, tenemos nuestro criterio propio pero éste es muy flexible y tremendamente permeable a la influencia de nuestro contexto social. Seguir una moda no nos convierte en estúpidos, es sencillamente una consecuencia de todos los procesos que se ponen en marcha por el mero hecho de ser, por naturaleza, seres sociales.
          El poder de esta influencia emana de una característica fundamental en común: somos compañeros de especie. Y ninguno estamos exentos. La influencia es mutua porque nacemos configurados para que la opinión que los demás tienen sobre nosotros nos importe y para que su  influencia nos alcance. Seguir una moda obedece al principio de conformidad, un principio básico que explica muchas de nuestras conductas en sociedad y que se basa en el hecho de que todo hijo de vecino prefiere ser bien percibido en contextos sociales antes que ser mal considerada positivamente por otros antes que ser considerado positivamente por otros antes que ser considerado de forma negativa. Tan básico y tan obvio como esto.
          Por ello, nos cuesta llevarle la contra a las mayorías, especialmente si se trata de asuntos triviales, que no afectan ni a nuestra ideología ni a nuestros principios éticos. Las modas son el mejor ejemplo. Si no nos va la vida en ello, preferimos no nadar contra la corriente. Desde la conformidad social asumimos ciertas tendencias y las seguimos como propias. El principio de conformidad, explica que las personas tendemos a conformarnos con lo que más disponible tenemos. ¿Qué hay más disponible que una moda a la que estamos expuestos con sólo salir a la calle, ver un anuncio  de televisión o hablar por teléfono con un amigo? Y sabemos, además, que ciertas variables promueven que se acentúe y se facilite este conformismo.



Fuente: www.elmundo.es
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