Hacer la compra y que no haya productos
por desabastecimiento -especialmente los
productos no perecederos- ir a la farmacia
y que no haya alcohol en gel o sin gel,
barbijos, guantes de latex, etcétera, y
todo es por las dudas y esa duda es el miedo...
El miedo o temor es una emoción que se basa en un intenso sentimiento provocado por la percepción de un peligro, real o imaginario, presente o futuro. El miedo es una emoción básica, innata, universal y necesaria que nos permite la supervivencia cuando hay un verdadero peligro. Pero hay que tener en cuenta que el miedo deja de ser adaptativo cuando el peligro no es real o incapacita a la persona.
El pánico es el miedo extremo del terror producido por la amenaza de un peligro inminente y que con frecuencia es colectivo y contagioso. Es una reacción colectiva de mucho miedo, que se manifiesta en reacciones de la población instintivas o primitivas, que se pueden denominar como de "fuga loca", es decir de fuga sin objetivo, desordenada, o con violencia.
El miedo y el pánico ha sido siempre la primera humana reacción a las terribles pandemias. Un miedo súbito nubla la razón, al que le suele seguir la huida. Durante la alerta sanitaria de abril de 2009, la epidemia de influenza humana o gripe A (H1N1) provocó la muerte de casi 19000 personas y afectó la salud emocional del mundo y especialmente de Estados Unidos de América y México.
Las compras de pánico, la negación de los hechos, críticas mordaces y desobediencia a las recomendaciones que hicieron, fueron sólo una forma de manifestar el temor de la gente ante la posibilidad de enfermar, e incluso de morir. Lo que vemos con la pandemia de coronavirus sólo 10 años después es prácticamente lo mismo. La negación inicial de los hechos, las compras de pánico, la desobediencia a las recomendaciones -por ejemplo, las movilizaciones a otros lugares, acudir o llamar masivamente a las urgencias de los hospitales- son actuaciones movidas por temor de la gente ante la posibilidad de enfermar e incluso de morir que pueden producir acontecimientos devastadores en la sociedad e incluso contraproducentes como expandir el virus y desabastecer al país de los alimentos y productos necesarios.
La recomendación en esta situación es: seguir las indicaciones de los profesionales, no dejarse llevar por el pánico y mantener la calma, tener una rutina a pesar de las nuevas restricciones, parar el pensamiento rumiativo u obsesivo focalizando la atención a otros asuntos que no tengan que ver con el tema, no llenarse de noticias de la pandemia, y tener una actividad física dentro del hogar, leer, pintar, u otra a gusto. Hablar con conocidos mediante videoconferencia y pensar no sólo en el bien individual sino en el bien común.
Fuente: Sofía Carriles Cervera, psicóloga // sofia@emdrexpertos.com
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