martes, 19 de noviembre de 2019

EL TACAÑO: NO SÓLO CON SU DINERO, TAMBIÉN CON SUS EMOCIONES

Todos los conocemos, aunque traten
de pasar desapercibidos.
Son esas personas que nunca traen efectivo
encima, van al baño en el momento de
pagar una cuenta colectiva o son capaces
de ir a sitios inverosímiles para conseguir
un descuento....



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          El tacaño no es fácil de reconocer. De hecho, muchos no consideran que ser excesivamente ahorrativo extrañe algún tipo de problema. En psicología se habla mucho de las patologías de exceso: comer de más, beber de más, gastar de más. Pero las patologías por defecto a veces aparecen camufladas: el que come de menos está haciendo dieta, el que no juega es alguien serio y el que gasta poco es ahorrativo.
          Sin embargo, es claro que "demasiado" no es buen calificativo para nada. Existe una forma patológica de ahorro que no solamente se reduce al dinero o los bienes materiales, sino que expresa aspectos más profundos de la personalidad. El tacaño o ahorrador patológico, se reconoce porque evita hacer gastos que perfectamente podría hacer, sin que le causen ningún problema. 
          Generalmente tienen ingresos sólidos y una posición estable. Si les preguntas, te dicen que precisamente su condición es buena porque se han esmerado en ahorrar y no gastar en tonterías. Es el tipo de personas que usa la misma ropa durante años para no gastar. No utilizan el teléfono, apagan las luces y compran los productos más baratos en el supermercado, aún si son de baja calidad.
          Se necesita una situación extrema para que sean capaces de hacer una invitación a cenar. Si regalan algo, lo compran en una barata. Y a veces son capaces de guardar lo que les obsequian para regalarlo después y así evitar el gasto. Lo más grave es que quien es tacaño no solamente  lo es con el dinero. También es tacaño con sus emociones, sus afectos y su propio despliegue de energía vital.
          Así como no gasta en objetos, tampoco es generoso en lo que siente hacia los otros, ni en lo que invierte para hacerlos felices. El tacaño guarda para sí todo lo que puede y, en esa medida, no es una persona prudente, sino alguien atrapado en una cárcel interior.



Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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